Publicado: 10/09/2014 - Actualizado: 06/10/2018
Autor: K. Laura Garcés
La clave del éxito en nuestro hijos está en saber cómo poner límites eficaces dónde ellos puedan realmente crecer, explorarse a si mismos, comprenderse y desarrollar todo su potencial creativo.
“¡Ni creas que vas a salir a jugar mañana!” “¡Eres un grosero!” “¡Le voy a decir a tu papá!” Gritos, amenazas y hasta golpes. Y parece que la cosa empeora. ¿Por qué? Porque los niños ya necesitan una nueva educación.

Los castigos en realidad no funcionan. Nunca han funcionado realmente bajo un contexto educativo. Quizá lo que logran los castigos es intimidar a un niño o joven, el cual obedece tan sólo para librarse de mas gritos o amenazas. El castigo provoca una reacción interesante en los niños y jóvenes los cuales, en lugar de realmente aprender a madurar y crecer con sus actitudes, aprenden a volverse hábiles para manipular y esconderse de la autoridad, ya sea el maestro, el padre o el adulto que se imponga.
Lo que enseña el castigo
Un niño realmente puede volverse muy listo cuando lo castigan, aprenderá sobre todo a fingir, a no decir la verdad, a esconderse y a ser lo que no es. Si es un niño listo, aprenderá a manipular a los adultos y las situaciones a su conveniencia, incluso puede volverse muy seductor para manipular a los de su alrededor.
Además, un niño castigado puede guardar mucha frustración e ira contra los adultos y la autoridad, lo cual no solo puede provocarle conductas de inadaptación, inseguridad o agresividad en su entorno, sino que conforme crezca podría volverse muy rebelde en verdad, o muy inseguro, y tomara actitudes violentas o agresivas contra aquellos que intenten hacerle sentir “mal”.
Contenidos
¿Por qué antes funcionaban los castigos? Límites autoritarios
Realmente nunca han funcionado. Bajo un contexto de aprendizaje y maduración emocional, un castigo no sirve realmente sino para frustrar o tajar el verdadero caracter intuitivo y genuido del niño. Si acaso funcionaban antes para que la autoridad se saliera con la suya, es decir, para someter al niño o joven a cumplir su voluntad, se repitió durante muchas generaciones, pero ahora vemos como los niños se rebelan con mucho ímpetu e inteligencia ante los castigos.
Para ayudar a los niños a madurar y volverse más seguros y responsables, lo principal es renunciar a la idea de que nosotros debemos de educar a los niños. Necesitamos aprender a acompañarlos, y a confiar en lo que ellos necesitan tomar de la vida, y ayudarles a pensar, tomar decisiones y a ver hacia adelante.
-
MAS EN VIVIR SABIAMENTESarpullido, granitos, urticaria: dieta y cura a raíz (biodescodificación)
Pensar, tomar decisiones y ver hacia adelante
Estas son las tres claves guías que debes tomar en cuenta siempre que desees realmente ayudar a crecer a un niño y volverlo un ser consciente y grandioso. Si rompes alguna de ellas, el niño o joven seguramente protestara y se volverá rebelde o inseguro, y no querra obedecerte.
Para empezar a aplicar estas tres claves para la maduración del niño o joven, lo primero que hay que hacer es evitar engancharte con la reacción primera que sientas, ya sea enojo o frustración, cuando el niño o joven no hace o reaccione como tu quieres o esperas. Si te enganchas y te enojas, seguramente te saldrá una actitud autoritaria, y esto no funcionara.
Si ves enfadado o frustrado al muchacho, detente y respira un poco, y trata de hacer empatía con el muchacho:
“ Bueno, entiendo cómo te sientes ahora, cuando estés más tranquilo podremos hablar si gustas”
-
MAS EN VIVIR SABIAMENTEEstornudos frecuentes y picores en la nariz: causas y solución a raíz
Nunca trates de arreglar algo cuando haya enojo de por medio. Lo mejor es calmarse un poco, desahogar la emoción y luego hablar, o hacer tratos o arreglos. Si tu eres el que está enfadado, entonces puedes decir “En este momento prefiero no hablar. Más tarde lo haremos”.
Con esta actitud estarás enseñando algo al muchacho: que el enojo es una responsabilidad de cada uno, y que cada quien debe de trabajar con lo que siente.
Una vez que estés más tranquilo, aprende a hacer tratos o acuerdos. Sustituye cualquier castigo (incluso la palabra “castigo”), por trato y acuerdo.
Un acuerdo es algo que planteas tu para ponerle limites a los muchachos, y por medio del cual ellos podrán aprender a sentirse más seguros, a tomar decisiones y a ser más conscientes y maduros.
Límtes para Ponerse la pijama, hacer la tarea, dormirse a una hora
Si el muchacho no desea hacer la tarea, o ponerse la píjama, o apagar la luz, o dejar de jugar, etc. no peles ni grites ni amenaces. Ni siquiera tienes que repetir muchas veces la instrucción. Esto solo empeora las cosas. Aprende a hacer tratos con ellos.
“Mira, se que en esta casa las cosas han sido de un modo hasta ahora. Pero a partir del lunes… ¿Qué crees? Que tu puedes decidir ponerte la pijama o no, o hacer tu tarea o no, o lavarte o no los dientes ¿Cómo ves? Harás lo que tu decidas. Ahora has crecido y ya eres un niño responsable y que sabe hacer sus cosas. Asi que ahora lo único que te diré es que a las 9 de la noche se apaga la luz. A esa hora ya tendrás que tener tu tarea terminada, tu pijama puesta y los dientes lavados. Ese será nuestro trato. Tu puedes decidir si te pones o no la pijama y lo demás, pero si a esa hora no está puesta, entonces se apagara y ya no podrás hacer nada más sino acostarte. SI después de esta hora no te has puesto la pijama o lavado los dientes, entonces nuestro trato será que el martes tu decides no verás la tele (o jugar videojuegos, etc). ¿De acuerdo? ”
Si es un niño muy pequeño, debes mostrarle un reloj y decirle que cuando el reloj indique tal hora, la luz se apagara. Quizá las primeras veces el niño no haga caso o no te crea, pero si el lunes, haces tus cosas, y no le dices nada de lo que tiene que hacer, y solo le recuerdas que la luz se apagara a las nueve, y así lo haces, el niño empezara a ver que hablas en serio. No tienes que enfadarte ni reprocharle nada si no se ha puesto la pijama o hecho otras tareas. Solo apagar la luz será suficiente. Dale las buenas noches de buenas y permítele que el decida lo que tiene que hacer.
Para el martes, si no cumplió con lo que tenía que hacer el lunes antes de las 9, cuando te pida prender la tele, le dirás: “Bueno, pues ayer tu decidiste no ver la tele hoy, ¿recuerdas? No tenías tu pijama puesta a las 9. Así que pues hoy no puedes ver la tele porque así lo decidiste.”
Puede que las primeras veces el niño reaccione con violencia o ira, pero si eres firme, y sigues apagando la luz a las 9, y cumpliendo al otro día con no dejarle ver la tele o jugar, el niño poco a poco se irá acostumbrando a hacer lo que tiene que hacer sin que tu le digas absolutamente nada.
¿No lo crees? Pruébalo. ¿Esto funciona sabes por qué? Porque el niño siente que decide, siente que piensa por si mismos y que puede participar en armar su vida y ser creativo. Si tu le resuelves siempre, si tu eres la autoridad y no le permites aprender a través de la causa y el efecto, el niño se rebelara y se volverá muy intolerante y hasta agresivo.
Esto puedes hacerlo con los más grandes también. Puedes hablar con ellos y poner límites y hacer acuerdos:
“Si no llegas a las 11 de la noche, tú decides no salir el próximo viernes”.
Ve probando estos tips poco a poco, con paciencia y dando espacio a que el muchaco integre los nuevos arreglos. Verás como empiezas a lograr mucho más que todo lo que has logrado con algun castigo, el muchaho se empezara a sentri mas libre, mas creativo y más influyente en su entorno. Y lo empezaras a hacer responsable de su propia vida.
Acerca del autor